Soy artesana de jabones desde hace ya 10 años y a partir de ese momento comenzó una maravillosa aventura de emprendimiento a la que llamé Taí, nombre de origen taíno que significa bueno, noble. Esas son cualidades que nos distinguen a nosotros los puertorriqueños y que quise destacar en el nombre de nuestros productos. Partiendo de ese concepto e idea, también tuve muy presente que a través de este proyecto quería ofrecer al público, no tan sólo un producto de calidad, sino que también tuviera un propósito.
Fue entonces cuando en ese proceso de búsqueda y aprendizaje conocí a Marisel de Marisel Herbal Bath & Body con quien tomé el taller de elaboración de lociones desde cero y ungüentos. A través de esa experiencia escuché por primera vez lo que era el Comercio Justo, lo que me llevó entonces a conocer a Karla y a Joel, los creadores de La Chiwinha y quedé cautivada. A partir de ese momento, comencé a definir ese propósito que quería trabajar con mi proyecto y comencé a incorporar la manteca de karité (shea butter) y la manteca de cacao (cocoa butter) certificadas orgánicas de Comercio Justo en la elaboración de mis productos.
Saber que desde latitudes tan lejanas (Ghana) llega a mis manos esta materia prima, cuya labor es realizada mayormente por mujeres y quienes con su labor contribuyen al sostenimiento de sus familias de manera digna y justa, tiene un valor y un significado muy especial para mi. Además, el saber que una de las máximas del Comercio Justo es que garantizan condiciones de trabajo dignas y salarios justos, combatiendo así la explotación laboral tanto de hombres, mujeres y niños es algo de gran impacto.
Siendo maestra de profesión, saber que los niños en vez de estar trabajando están en las escuelas (que es donde deben estar) y que sus ambientes educativos mejoran, me llena de gran satisfacción.
Poder contribuir con el trabajo que ahora realizo para que esto sea así, sigue siendo un honor y un privilegio, pues uno de los derechos fundamentales de todo ser humano es su derecho a la educación. Así que me siento más que agradecida de haber conocido a estos seres de luz que me ayudaron a darle mayor sentido a mi proyecto de emprendimiento.
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Este artículo es una colaboración con María González Miranda, creadora de Taí Handmade Soaps.